Léon Lewkowicz, sobreviviente del Holocausto, llevó la llama de los Juegos Olímpicos de París. Nacido en Lodz, Polonia, en 1930, León fue enviado al gueto de Varsovia a los diez años y deportado a Auschwitz a los catorce.
Logró sobrevivir y llegó a Francia en 1945, pesando sólo 32 kilos. Demacrado pero decidido, fue acogido por la Œuvre de secours aux enfants (OSE), donde conoció a Maurice Brauch, un compañero superviviente y entrenador deportivo.
Maurice enseñó a León gimnasia y levantamiento de pesas, inculcándole fuerza y resistencia. A los 19 años, León se convirtió en el hombre más fuerte de Francia y, en 1955, en el campeón francés de halterofilia, aunque no pudo competir en los Juegos Olímpicos debido a su estatus de ciudadanía.
Hoy, a la edad de 94 años, León marchó con la antorcha olímpica desde la estación de metro Bir-Hakeim hasta el Jardín Conmemorativo Vel d’Hiv, en conmemoración de los 4.000 niños parisinos asesinados en Auschwitz.
«Sentí mucha emoción», dijo el hombre de 94 años tras participar en las festividades, doce días antes del inicio de los Juegos Olímpicos.