La violencia de las pandillas, con tiroteos, ataques con explosivos y apuñalamientos, ha dejado de ser un problema exclusivo de Suecia. Las alarmas han saltado después de que en las calles de Copenhague ocurrieran una serie de incidentes inusualmente violentos, todos cometidos por personas de nacionalidad sueca, informan medios locales.
El ministro de Justicia de Dinamarca, Peter Hummelgaard, ha asegurado que desde el mes de abril la Policía danesa ha registrado 25 casos en que los autores de actos criminales son de nacionalidad sueca. En cinco meses han sido detenidas 15 personas–la mayoría de ellas, menores de edad–, acusadas de delitos tan graves como intento de homicidio y tenencia de armas y explosivos.
Las autoridades policiales danesas han relacionado estos incidentes con una nueva tendencia en el entorno criminal de Dinamarca. Según los investigadores, los criminales suecos son contratados por las redes delictivas danesas “para realizar el trabajo sucio” y cometer ataques, asesinatos y explosiones, según explicó el inspector de policía Torben Svarrer.
El ministro destacó que el crimen de las bandas “no había sido abordado lo suficiente en Suecia en los últimos años” y calificó a los criminales de “niños soldado”, que viven en Suecia en una cultura de la violencia “enferma”, que no desea de ningún modo ver en Dinamarca.