En un emotivo mensaje dirigido a la nación, el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, reveló planes ambiciosos para fortalecer el sistema penitenciario, con el fin de combatir la delincuencia organizada y mejorar la seguridad pública.
El mandatario anunció la construcción inmediata de una nueva cárcel de máxima seguridad con capacidad para 2 mil reclusos, un proyecto que estará a cargo del Cuerpo de Ingenieros del Ejército y se espera que entre en funcionamiento en un plazo de 12 meses.
Esta iniciativa forma parte de un paquete de reformas legislativas presentadas recientemente por el Gobierno, que incluyen una ley antipandillas diseñada para responder a una de las «demandas más sentidas de las familias guatemaltecas», según palabras del propio Arévalo.
La nueva prisión incorporará tecnología avanzada de vigilancia, como sistemas biométricos para el control de los internos, celdas diseñadas para dos reos por celda y un hospital interno para evitar traslados innecesarios a centros de salud externos.
El anuncio llega en un contexto de preocupación por fugas masivas, como la reciente evasión de 20 pandilleros de alta peligrosidad del Barrio 18, que ha impulsado la necesidad de infraestructuras más seguras.
Además, el presidente informó sobre la realización del primer censo nacional de la población penitenciaria en la historia del país.
Este esfuerzo utilizará tecnología biométrica para identificar y localizar con precisión a cada privado de libertad, abordando problemas crónicos como la falta de recuentos diarios en las prisiones y facilitando un mejor control sobre la población carcelaria, que supera las 26 mil personas en 23 centros penales.
Arévalo enfatizó que estas medidas buscan transformar el sistema penitenciario, eliminando privilegios corruptos y ajustando el trato a los reclusos según la gravedad de sus delitos, replicando modelos como el de El Salvador.
El Gobierno ha expresado su compromiso con la colaboración internacional, incluyendo intercambios de información con Estados Unidos para designar pandillas como organizaciones terroristas.
Estas acciones se enmarcan en un esfuerzo más amplio por reducir el hacinamiento y promover la rehabilitación, con planes para expandir el modelo a tres nuevas cárceles para 2028