El presidente francés Emmanuel Macron enfrenta su momento más difícil desde que llegó al poder en 2017. Las encuestas más recientes revelan que su nivel de aprobación ha caído a un preocupante 14 %, el más bajo registrado durante su mandato y uno de los peores en la historia contemporánea de Francia.
El desgaste político del mandatario se atribuye principalmente al creciente descontento ciudadano por las reformas sociales, económicas y de pensiones impulsadas por su gobierno, además de la percepción de un liderazgo distante y cada vez más desconectado de las preocupaciones cotidianas de los franceses.
Históricamente, el país no experimentaba una caída de popularidad tan pronunciada desde la década de 1970, cuando Valéry Giscard d’Estaing alcanzó niveles cercanos al 17 % de aprobación en medio de una fuerte crisis económica. Con estos números, Macron se une al reducido grupo de presidentes que han enfrentado un colapso de respaldo tan drástico.
Analistas políticos advierten que esta situación coloca al mandatario en una posición frágil, con escaso margen para implementar nuevas reformas y con una creciente pérdida de confianza incluso entre antiguos simpatizantes. En las calles y en las redes sociales, el malestar se ha convertido en un tema recurrente, mientras muchos se preguntan si el presidente logrará recuperar la legitimidad que alguna vez lo llevó a ser considerado el rostro del cambio en Francia.
La oposición aprovecha el desgaste del jefe de Estado para reforzar su discurso, mientras los sondeos reflejan una ciudadanía cada vez más desencantada con la clase política. Todo indica que Emmanuel Macron atraviesa su etapa más oscura, con una popularidad que se desploma y un futuro político que parece tambalearse.

