Los estadounidenses no sólo concluyen hoy el proceso de votación que va a decidir al jefe del Estado y del Gobierno de su país. También eligen miles de cargos locales, y cientos de referendos. Y, entre todas las elecciones, hay hay dos que tienen especial significación no solo para el país, sino también para el resto del mundo: las de las del Congreso, que está compuesto por dos cámaras: el Senado y la Cámara de Representantes.
Los demócratas han perdido el control del Senado. Tal y como se esperaba el ex gobernador de Virginia Occidental, Jim Justice, ha ocupado el escaño que dejaba vacante el independiente -hasta el año pasado demócrata-Joe Manchin. La pérdida no es ninguna sorpresa, como tampoco lo es que Justice se haya impuesto de una manera arrolladora en uno de los estados más trumpistas de Estados Unidos.
Un Senado republicano, facilitaría enormemente la formación de un gabinete por parte de Donald Trump, tiempo, complicaría muchísimo estar en el caso de que Kamala Harris ganará esta noche
El Senado tiene algo más de relevancia institucional, ya que confirma los nombramientos propuestos por el presidente para el gabinete u los jueces federales, y también debe ratificar los tratados internacionales (algo que ahora mismo es imposible que haga debido al fraccionalismo de la política de Estados Unidos). La cámara está dividida a la mitad, con 50 republicanos y 48 demócratas más dos independientes que votan con estos últimos.
En estos casos, el vicepresidente, que es también presidente del Senado, tiene un voto de calidad para deshacer el desempate. En sus cuatro años en ese cargo, Kamala Harris ha tenido siempre un Senado dividido por la mitad. Por consiguiente, ha batido el récord de la historia del país para deshacer desempates.