El Departamento de Estado de Estados Unidos ha emitido una fuerte advertencia a sus ciudadanos para que reconsideren cualquier viaje a Nicaragua, debido al creciente autoritarismo y los riesgos que esto representa para los turistas y visitantes internacionales.
Desde diciembre, Nicaragua se encuentra en un Nivel 3 de advertencia de viaje, lo que implica evitar viajar a ese país por razones como la aplicación arbitraria de leyes, el riesgo de detenciones injustificadas y el acceso limitado a servicios de salud. Aunque no ha alcanzado el Nivel 4, la clasificación más alta que indica “no viajar”, el Gobierno estadounidense ha intensificado sus alertas, especialmente después de que diversos medios internacionales empezaran a promover a Nicaragua como un destino turístico emergente.
Según funcionarios estadounidenses, el país centroamericano, aunque cuenta con atractivos naturales como playas vírgenes, buenos precios y oportunidades para el surf y el avistamiento de aves, también enfrenta severas violaciones a los derechos humanos y un sistema de gobierno altamente represivo. Estos factores, indicaron, “tienen efectos directos en los ciudadanos estadounidenses y en todo tipo de viajeros”.
Desde 2018, Nicaragua ha vivido una crisis política marcada por la represión de protestas contra el presidente Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, actual copresidenta. Las acciones del régimen han dejado cientos de muertos, miles de detenidos y un creciente control sobre organizaciones religiosas, medios de comunicación y ONGs, especialmente aquellas con vínculos con EE. UU.
Funcionarios detallaron que incluso turistas con cámaras fotográficas pueden tener problemas si no cuentan con licencias, y hay reportes de viajeros, periodistas y misioneros estadounidenses que han sido expulsados o se le ha negado el ingreso al país. En un caso reciente, un periodista del New York Times y su familia no pudieron abordar un vuelo hacia Nicaragua, aparentemente por una notificación directa del gobierno a la aerolínea.
Asimismo, ciudadanos estadounidenses residentes han sido obligados a abandonar el país y han visto sus propiedades confiscadas. Las autoridades también alertan sobre la criminalización de líderes religiosos y miembros de ONGs, quienes han enfrentado acusaciones infundadas, como lavado de dinero.
A pesar de este panorama, publicaciones como Vogue, Travel + Leisure y The New York Times han incluido recientemente a Nicaragua en sus listas de destinos recomendados, lo que llevó al Departamento de Estado a reiterar su advertencia pública para proteger a los viajeros estadounidenses.
El turismo sigue siendo un sector clave para Nicaragua, con alrededor de un millón de visitantes al año. Sin embargo, la cifra bajó cerca del 10 % el año pasado, en parte por las crecientes tensiones políticas.