«En mi caso mucha gente está acompañándome por mi trabajo. Me dicen que lástima que usted está con ARENA porque el partido es la que la ensucia, porque usted no ha hecho nada. ¡y es cierto!», afirmó la diputada Marcela Villatoro.
Actualmente, la crisis interna en el partido ARENA ha escalado a un punto que evidencia una profunda fractura dentro de su dirigencia. La serie de acusaciones cruzadas, desde presunto lavado de dinero hasta el uso indebido de fondos partidarios, revela no solo una falta de transparencia, sino también una lucha de poder que amenaza con debilitar aún más la ya mermada credibilidad y el escaso caudal electoral del partido.
Las disputas entre el presidente de ARENA, Carlos García Saade y el excandidato presidencial, Joel Sánchez, son penosas y rondan acusaciones legales peligrosas. Por otro lado, la disputa entre García Saade y la diputada Marcela Villatoro también refleja la crisis interna de ARENA. Más allá de las acusaciones de corrupción y uso indebido de fondos, las expresiones misóginas denunciadas en el pasado por Villatoro añaden un elemento preocupante en una institución que, en teoría, debería modernizarse y ajustarse a nuevas exigencias democráticas.
Pareciera que ARENA se está disputando las sobras de un pasado que los llevó a ganar cuatro periodos presidenciales -que terminaron con terribles cuestionamientos- y ahora sus pocos liderazgos se disputan la sobrevivencia en un partido que aún no logra reestructurarse tras sus derrotas electorales consecutivas desde 2009.
ARENA inició como un partido de agricultores y banqueros; y Saade empezó como empleado, con plaza de asesor; y ahora al estar dirigiendo ese partido en crisis de credibilidad y luchando por no desaparecer definitivamente.