Nada de «concesiones» en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), cenan el mismo menú todos los días.
De esta manera el sistema penitenciario les ofrece lo necesario para que cumplan su condena, en condiciones apegadas a derecho y justicia por el daño hecho a la sociedad.
Si algo queda claro es que estos pandilleros, la mayoría cumpliendo condena por asesinos, extorsión y amenazas, no se han arrepentido de sus crímenes y juran defender siempre «al barrio, a su mara».
Un puño de arroz insípido, un caldo hecho a base de frijoles y dos tortillas de maíz finitas, de las que se usan para tacos. Eso mismo comen todos los días, desayuno, almuerzo y cena.
Así viven miles de pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS-13) y del Barrio 18 en la mega cárcel que está construida en Tecoluca, San Vicente, aislada de la urbanización, a 70 kilómetros de la capital, están incomunicados.