Irán ha decidido suspender por completo su cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), medida que fue formalizada este jueves 3 de julio con la promulgación de una nueva ley por parte del presidente Masoud Pezeshkian. Esta decisión representa un giro drástico en la relación entre Teherán y la agencia nuclear de la ONU, encargada de supervisar el uso pacífico de la energía nuclear en el mundo.
La ley, que fue aprobada previamente por el Parlamento iraní y ratificada por el Consejo de Guardianes, establece que no se permitirá ningún tipo de inspección o monitoreo por parte del OIEA en las instalaciones nucleares iraníes hasta que se garantice la seguridad total de dichas infraestructuras y de su personal científico. Además, cualquier eventual inspección deberá contar con la aprobación del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán.
El gobierno iraní también prohíbe, mediante esta legislación, compartir información sobre sus actividades nucleares con la agencia internacional y establece sanciones contra quienes incumplan estas disposiciones.
La decisión de Irán llega tras los recientes ataques aéreos contra sus principales instalaciones nucleares, ataques atribuidos a Israel y Estados Unidos. Según las autoridades iraníes, estos actos de agresión han puesto en peligro no solo la seguridad de sus instalaciones sino también la de su personal, lo que ha motivado la suspensión de la cooperación.
Pese a este paso, Irán insiste en que su programa nuclear sigue teniendo fines exclusivamente pacíficos y reitera su adhesión al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Sin embargo, Estados Unidos y varios países europeos han expresado su profunda preocupación, advirtiendo que esta falta de supervisión podría abrir la puerta al desarrollo de un programa con fines militares.
La comunidad internacional observa con atención este nuevo capítulo en la disputa nuclear, mientras crecen los temores de una escalada en un Medio Oriente cada vez más tenso.