En este Día Internacional de la Mujer deseo honrar la memoria de figuras extraordinarias que, a lo largo de la historia, allanaron el camino para las nuevas generaciones.
Mujeres como Rosa Parks, ícono del movimiento por los derechos civiles; Malala Yousafzai, defensora de la educación de las niñas y Premio Nobel de la Paz; o Madeline Albright, la primera mujer en ocupar el cargo de secretaria de Estado de los Estados Unidos.
Asimismo, deseo destacar la admirable trayectoria de Margaret Thatcher, la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra del Reino Unido; Indira Gandhi, la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra en la India; Helen Keller, defensora de las personas con discapacidad, quien a pesar de ser ciega y sorda, superó innumerables obstáculos y se convirtió en una figura inspiradora para millones de personas; y Madre Teresa de Calcuta, quien se entregó al servicio de los más vulnerables y necesitados, los pobres, los enfermos, los marginados y los moribundos en todo el mundo.
En el ámbito salvadoreño destaca nuestra escritora Claudia Lars, con una prolífica producción literaria, en un contexto marcadamente dominado por hombres. También merece la pena reseñar a Antonia Navarro Huezo, quien fue la primera mujer graduada de la Universidad de El Salvador en agosto de 1889.
No podemos olvidar a Prudencia Ayala, quien en 1930 desafió todas las convenciones sociales y se postuló como candidata a la presidencia de El Salvador, convirtiéndola en la primera mujer en hacerlo en toda América Latina. Aunque su candidatura fue rechazada por la Corte Suprema de Justicia su valentía y determinación inspiraron a las futuras generaciones de mujeres salvadoreñas a luchar por participar en la toma de decisiones a escala nacional.
Ellas, como tantas otras, debieron enfrentar grandes obstáculos y desafíos en su camino. La discriminación por ser mujeres, la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades son solo algunos de los retos que tuvieron que superar. Sin embargo, su determinación, inteligencia y valentía las llevaron a alcanzar grandes logros, no solo para ellas mismas, sino para todas las mujeres del mundo.
Su legado nos inspira a seguir luchando por nuestros sueños y a trabajar por un mundo más justo e igualitario. Optar por dedicarse a una carrera profesional o asumir el rol de la maternidad no son caminos mutuamente excluyentes; hay quienes decidirán tomar un rumbo, el otro o recorrer ambos, de cualquier forma, ser mujer no debería ser un obstáculo para desarrollarse.
También en El Salvador hay que destacar el liderazgo de las funcionarias que están al frente de importantes carteras de Estado, gracias a la visión del presidente Nayib Bukele. Nuestra primera dama, Gabriela Rodríguez de Bukele, es un ejemplo de cómo una mujer es capaz de llevar a cabo iniciativas que han llegado incluso a trascender nuestras fronteras y se han convertido en un referente para otras naciones, específicamente en el área de atención materno infantil.
Como diplomática, he atestiguado cómo las mujeres pueden aportar una perspectiva única y valiosa a los diferentes ámbitos de la sociedad, y lo vivo, día con día, rodeada de las mujeres ejemplares que me acompañan en esta función.
Nuestra Cancillería es un referente de ese cambio de paradigma y, por primera vez en su larga trayectoria de 166 años, somos tres mujeres quienes lideramos el trabajo de posicionar a nuestro país en espacios relevantes dentro del escenario internacional. En el ámbito interno, de los 25 puestos directivos, 14 los ocupan mujeres, es decir, el 56 % de ellos. Asimismo, las cuatro misiones permanentes acreditadas ante organismos internacionales son presididas por mujeres, además de la destacada presencia de embajadoras en países que son socios estratégicos de nuestro país.
En el mundo actual, donde la diplomacia se alza como herramienta fundamental para la resolución de conflictos, el impulso del desarrollo económico y el fomento de la cooperación internacional, nuestro equipo de mujeres líderes y hombres excepcionales se enorgullece de ejercer su labor con un enfoque que promueve el trabajo coordinado, donde cada persona, sin importar el espacio en el que se desenvuelva, es considerada agente de cambio y progreso.
Este es el momento en el que todas las niñas, adolescentes y mujeres del mundo tengan la oportunidad de desarrollar su potencial al máximo. Debemos construir un futuro donde la equidad sea una realidad, siguiendo el ejemplo de todas estas mujeres destacadas que he tenido la oportunidad de mencionar, y muchas otras que quedan fuera de estas breves palabras.
En esta fecha tan importante, les invito a tomar el liderazgo mediante acciones concretas que impacten nuestros entornos familiares, económicos, sociales y culturales. Es nuestra responsabilidad acompañar, educar y siempre velar por que niñas y mujeres tengan las herramientas necesarias para alcanzar sus metas. Es determinante que promovamos la igualdad de oportunidades en el trabajo y en todos los ámbitos de la vida, que juntos luchemos contra las distintas formas de violencia y discriminación dirigidas a este sector.
Todos podemos construir una mejor sociedad para las mujeres y niñas, un mundo donde cada una pueda brillar con luz propia y alcanzar nuestros sueños más anhelados. Es una deuda histórico.