El Gobierno del Presidente Nayib Bukele concluyó en abril pasado el proyecto de iluminación del bulevar Monseñor Romero, una obra que beneficia entre 67,000 y 80,000 vehículos utilizan diariamente esta ruta, por lo que el impacto positivo es significativo
La obra, impulsada por el Ministerio de Obras Públicas, consistió en la instalación de más de 300 luminarias LED de última generación y más de 340 postes translúcidos, cubriendo los seis carriles del bulevar a lo largo de sus más de seis kilómetros. El objetivo principal ha sido mejorar la visibilidad, incrementar la seguridad vial y aportar al desarrollo urbano del país.
Sin embargo, algunos ciudadanos han expresado opiniones críticas en redes sociales. “Mi presi, pero si hasta hace unas semanas se pasaba toda la Monseñor Romero a oscuras… hasta que empezaron con las fotomultas empezaron a trabajar en ponerle luz”, escribió un usuario en la plataforma Reddit, sugiriendo que la intervención obedeció más a la implementación reciente del sistema de fotomultas que a una verdadera preocupación por la seguridad vial.
Pese a este tipo de comentarios, expertos en movilidad urbana coinciden en que la iluminación adecuada es indispensable para la correcta aplicación de sistemas de control automatizado como las fotomultas. Tener una vía bien iluminada no solo permite que los conductores puedan identificar claramente las señales de tránsito, y así, no tener excusa de no ver las señalizaciones correspondientes, garantizando un margen de reacción adecuado para respetar los límites de velocidad y otras normativas.
En este sentido, la relación entre fotomultas e iluminación se convierte en una herramienta educativa y preventiva que ayuda a mejorar la cultura vial, reducir infracciones y, sobre todo, salvar vidas.