Kilmar Ábrego García abandonó El Salvador a través del Aeropuerto Internacional rumbo a Estados Unidos; tras unas semanas de su partida, una controversia se desata sobre las condiciones de su detención en el país.
Ábrego, quien se encuentra respaldado por sectores demócratas en Estados Unidos, alegó haber sufrido maltratos y torturas durante su estadía en el centro penitenciario que le daba acogida en El Salvador, como parte de su defensa en un caso civil abierto en Maryland que busca frenar su deportación. Sin embargo, un video difundido por el presidente Nayib Bukele muestra una realidad diferente a la narrada por los abogados del salvadoreño.
Las imágenes, captadas por cámaras de seguridad en la granja penitenciaria donde Ábrego permaneció recluido, lo muestran realizando diversas actividades recreativas y deportivas como pesca, ajedrez, fútbol, así como comiendo con normalidad e interactuando libremente con otros reclusos dentro del programa #PlanCeroOcio. En el video también se observa que Ábrego contaba con una celda privada equipada con escritorio, ventilador, televisor, agua embotellada y un estante personal.
Los abogados aseguraron que su defendido había perdido más de 30 libras durante las primeras dos semanas en el penal y que había permanecido en condiciones inhumanas, sin acceso a baño y bajo privación del sueño. No obstante, el Presidente Bukele refutó estas declaraciones mostrando imágenes en las que, incluso, se evidencia un aparente aumento de peso y un estado de salud estable, el cual también era evaluada de forma periódica dentro del penal.
«Aparentemente, todo lo que afirma un criminal es aceptado como verdad por los grandes medios de comunicación y el decadente sistema judicial occidental», señaló el mandatario salvadoreño. Agregó que las abundantes imágenes demuestran que Ábrego no sufrió torturas, ni maltrato alguno, y cuestionó las acusaciones al resaltar la falta de señales físicas de abuso en las fotografías.
Durante su detención, Ábrego también recibió atención médica diaria y participó en actividades al aire libre junto a otros internos, según el material compartido.
Su caso ha captado la atención tanto de medios nacionales como internacionales, convirtiéndose en un nuevo punto de fricción entre la información oficial del Gobierno del Presidente Nayib Bukele y los señalamientos de defensores de derechos humanos en Estados Unidos, quienes, con esta acusación sin pruebas, quedan en evidencia.