En una reciente entrevista con la revista Time, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ofreció una reflexión profunda sobre las implicaciones personales y políticas de su mandato, destacando los sacrificios que ha tenido que hacer en su vida privada para asegurar lo que él describe como el bienestar del país.
“Todo tiene un costo”, afirmó Bukele, subrayando que, aunque disfruta de su labor como presidente, el rol conlleva sacrificios significativos. “Yo no puedo caminar tranquilo por la calle y salir con mis hijas a pasear”, confesó, revelando un aspecto poco conocido de su vida cotidiana: la renuncia a su propia libertad personal en nombre de la seguridad nacional.
Bukele también reflexionó sobre la paradoja de su situación: “Yo era la persona con más seguridad del país, porque tenía guardaespaldas, carros blindados y todo, y el país era inseguro. Yo cambié mi seguridad por la seguridad del país”. Según él, mientras El Salvador experimenta un notable descenso en la criminalidad, su propia seguridad personal se ha visto comprometida. “Ahora los narcos, los pandilleros, los criminales, las mafias, hoy quieren hacerme daño a mí para poder parar el beneficio que nosotros debemos tener para los salvadoreños”, agregó.
Frente a las críticas que lo tildan de autoritario, Bukele se mostró impasible: “El costo de que me digan autoritario es demasiado pequeño como para que me moleste mucho. Ahora, no me gusta, pero tampoco como que me quita mucho el sueño”. Sus palabras reflejan la convicción con la que sostiene sus políticas de mano dura contra el crimen, argumentando que los beneficios para el país superan con creces las críticas que recibe a nivel personal.