La Casa de la Moneda de los Estados Unidos (United States Mint) marcó este 12 de noviembre de 2025 un hecho histórico: la acuñación de la última moneda de un centavo destinada a la circulación general. El acto simbólico tuvo lugar en la sede de Filadelfia, donde el tesorero de Estados Unidos, Brandon Beach, estampó el golpe final sobre el que será el último centavo producido en serie tras 232 años de historia.
Kristie McNally, directora interina de la Casa de la Moneda, expresó que el evento representa el cierre de una era: “Hoy la Casa de la Moneda celebra 232 años de producción del centavo. Aunque la fabricación general concluye, su legado seguirá vivo. Su uso en el comercio puede transformarse, pero su significado en la historia de Estados Unidos perdurará”.
El centavo fue autorizado por el Coinage Act de 1792 y comenzó a circular en 1793, convirtiéndose en uno de los símbolos más longevos de la economía estadounidense. Sin embargo, la decisión de poner fin a su producción responde a razones prácticas: fabricar cada moneda cuesta más que su valor nominal. De acuerdo con datos oficiales, el costo de producción pasó de 1.42 centavos en 2015 a 3.69 centavos en 2024.
El Tesoro explicó que esta medida permitirá ahorrar millones de dólares anualmente a los contribuyentes, ya que mantener la producción del centavo se había vuelto económicamente insostenible. Además, se señaló que el cambio se alinea con la evolución de los hábitos de consumo, donde los pagos electrónicos han reducido drásticamente el uso de efectivo.
Pese a su retiro, el centavo seguirá siendo moneda de curso legal. Se estima que hay más de 300 mil millones de estas monedas en circulación, cifra muy superior a la que el comercio necesita actualmente. Por ello, los precios podrán continuar expresándose en fracciones de un centavo, aunque en la práctica, algunos analistas prevén que las transacciones en efectivo comiencen a redondearse a múltiplos de cinco centavos en el futuro cercano.
La Casa de la Moneda aclaró que continuará fabricando ediciones numismáticas del centavo en cantidades limitadas para coleccionistas, preservando así el valor histórico y cultural de una de las piezas más emblemáticas del sistema monetario estadounidense.
El fin de la producción del centavo no implica su desaparición inmediata, pero sí marca el cierre de un ciclo que inició hace más de dos siglos, cuando el joven país apostaba por una moneda de cobre que acompañaría la vida cotidiana de generaciones enteras.

