Una ola polar sin precedentes azotó Argentina entre finales de junio y los primeros días de julio de 2025, obligando al Gobierno a interrumpir el suministro de gas natural comprimido (GNC) a estaciones de servicio en todo el país. La medida se tomó para garantizar el abastecimiento residencial, que alcanzó niveles históricos de consumo por la intensa ola de frío.
Según datos oficiales, el consumo diario superó los 90 millones de metros cúbicos, llegando incluso a 100 millones en jornadas críticas, lo que representó un aumento del 50 % respecto al promedio de junio del año anterior. Ante esta situación, el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) ordenó aplicar contratos interrumpibles, afectando a industrias y estaciones de servicio, especialmente en provincias como Buenos Aires, Salta, Tucumán, La Pampa, y regiones del sur como Río Negro y Neuquén.
El impacto fue evidente en ciudades como La Plata y Mar del Plata, donde muchas estaciones de GNC debieron cerrar sus puertas, generando largas filas en las pocas que aún operaban. Empresarios del rubro señalaron que el 90 % de estas estaciones no tienen contratos firmes, por lo que quedaron automáticamente sin suministro.
La crisis también se agravó por paradas técnicas en dos plantas clave de Vaca Muerta, lo que redujo en casi 18 millones de metros cúbicos diarios la oferta disponible. Mientras tanto, el Gobierno recurrió a importaciones de gas natural licuado (GNL) a través del puerto de Escobar para reforzar el sistema.
El frío extremo dejó además un saldo trágico: al menos 13 personas fallecieron en distintas regiones del país, en su mayoría personas en situación de calle que murieron por hipotermia. Entre las víctimas se reportó incluso un recién nacido abandonado, encontrado sin vida en Catamarca. Las provincias más afectadas con bajas temperaturas incluyeron Paraná, Mar del Plata, Catamarca y otras zonas del sur donde se registraron temperaturas bajo cero intensas, como los -17,1 °C en Maquinchao, Río Negro.
Ante esta situación, las autoridades emitieron alertas por frío extremo en 14 provincias y reforzaron las acciones de asistencia social, habilitando refugios y distribuyendo alimentos y ropa para personas vulnerables.
Aunque se esperaba normalizar la situación hacia el final de la primera semana de julio, las autoridades no descartaron nuevas interrupciones si las temperaturas volvían a descender.