Isac Tavares Santos, un hombre de 57 años de edad, junto a su esposa Solange Aparecida Gomes, de 50 años, y su hija de 16, fueron hallados muertos en su residencia en un hecho que tiene en conmoción a Brasil.
El hijo menor de la pareja brasileña, decidió acabar con la vida de sus padres y hermana después de que el viernes pasado estos le decomisarán el celular y la computadora como castigo; el menor de edad llamó a las autoridades para confesar el crimen.
El padre de familia, quien trabajaba como guardia civil municipal, tenía en su poder una pistola 9 milímetros dentro de su casa y fue con esta arma de fuego que el joven disparó en múltiples ocasiones a los miembros de su propia familia el pasado 17 de mayo, según el diario G1 Globo, el adolescente encontró el arma de su padre y decidió probarla disparando contra el colchón de la cama de sus padres.
El joven convencido, tomó el arma y se acercó a su padre que estaba en la cocina, le apuntó al rostro y terminó hiriéndolo en el cuello. La víctima cayó al suelo y falleció instantáneamente. Luego, subió al segundo nivel de la casa, donde estaba su hermana, y decidió también dispararle en el rostro quitándole la vida. La madre del menor llegó cinco horas después y cuando vio el cuerpo de su marido tendido en el suelo, en ese momento el adolescente la encaró y le disparó.
Pese a que el menor había acabado con la vida de su madre tras el disparo, el joven decidió apuñalarla varias veces porque, según la Policía, el hijo de los fallecidos se sentía “aún enojado” con Solange por haberlo castigado.
Después de cometer el crimen, el adolescente fue al gimnasio y a la panadería mientras mantenía el arma guardada según imágenes difundidas en una cámara de seguridad, sonde se le ve transitando tranquilo y con frialdad tras el crimen.